domingo, 18 de mayo de 2008

Barroco Hispanoamericano


El arte barroco, o la expresión estética de la Contrarreforma, iluminó al siglo. Su dramatismo característico, manifestado en el claroscuro de impresionantes efectos y la libertad de movimiento que dio a sus modelos, tuvo rápida divulgación en América, donde al amparo de nuevos paisajes y antiguas culturas pudo crear un alegre balance que reflejó tanto la herencia como la indígena.
La necesidad de difundir y estabilizar el sentimiento católico, favoreció la expansión de un arte fuertemente expresivo, que causase impresión en el espíritu de todos.
Su temática fue esencialmente religiosa: las artes plásticas estaban al servicio de Dios y debían enseñar a los fieles los misterios del culto.
Las grandes creaciones artísticas se concentraban en las iglesias, que eran verdaderos museos de la historia humana y divina.
Incluso en Chile se alzaron espléndidos templos, de los que sólo a perdurado el de San Francisco de Santiago, cuya construcción se inició en el siglo XVI. Merecen recordarse, aunque hayan sido arrasados por incendios o catástrofes naturales, el de los agustinos, dominicos y jesuitas, particularmente este último, que, igual que todas las clásicas iglesias de la Compañía, se inspiraba en cánones repetidos, pero a la vez originales.
Tanto en las iglesias como en sus claustros se cobijaron notables colecciones de pintura que representaban generalmente la vida de algún santo. En Chile tuvo gran importancia la corriente pictórica que vino del Cuzco, (ciudad donde había surgido una escuela artística de expresión y dramatismo). De allí vino un grupo de artistas a decorar los patios de San Francisco, pintando una importante serie sobre la vida del santo. Dentro de estos maestros sobresalió Juan Zapaca Inga, el único de entre ellos que firmó algunas de las obras, puesto que las demás eran la mayoría anónimas.
Quito fue otro centro importante de actividad artística, que no sólo produjo pintura, sino también una imaginería policromada de admirable factura y gran calidad.

sábado, 17 de mayo de 2008

Influencia barroca en Latinoamérica




El Barroco fue el segundo estilo artístico de carácter internacional después del gótico y son muchas las causas que incentivaron su propagación, como la imprenta.
Los antecedentes que recalca Hug sobre la versión sudamericana se centran en que a pesar de que en Europa el barroco americano no fue reconocido como tal -por ser un movimento tardío y con cosas externos- aportó nuevas alegorías y símbolos, fruto del eclectisismo que incorporó al imaginario universal católico, símbolos netamente precolombinos de las cosmogonías indígenas y mestizas. Focos importantes del barroco en el cono sur se encuentran en Cuzco, Lima, Quito y algunas ciudades de Brasil.
Para el curador alemán "con el barroco iberoamericano se inició el multiculturalismo tan típico del continente que caracteriza hasta hoy todas las sociedades entre las Antillas y el Río de la Plata. La variante tropical del barroco recibió de ese sincretismo un ímpetu, una fuerza imaginativa y un esplendor que hacían palidecer a las fuentes europeas", explica.
En Chile, en cambio, "la presencia del barroco no es evidente, hay que buscarla", dice Francisco Brugnoli y explica la causa histórica: "El barroco representaba a la colonia, a la monarquía y nosotros nos identificábamos con los principios independentistas de influencia francesa que apelaban a la razón, no a la imaginación, al arte concreto y neoclásico. La carencia de oro de Argentina y Chile, además, provocaron que las colonias no incentivaran el movimiento como en Brasil o Perú".
El barroco chileno es distinto, pero existe, según Brugnoli. Los jesuitas que habían impuesto su criterio en Europa respecto a la contrarreforma (diciendo que el hombre podía conquistar su salvación) necesitaban atraer a feligreses mediante la arquitectura de sus iglesias, con colores convincentes, curvas y cielos abiertos. Usaron la retórica para convencer, pese al racionalismo que siempre los caracterizó y que los hacía mirar con sospecha cualquier desborde.
Algunos de los hitos destacables de la presencia barroca en Chile son: la serie de cuadros de la vida de San Francisco que se exhibe en el claustro de San Francisco, realizada en Perú en el taller de Basilio de Santa Cruz (1684), el altar de plata de la Catedral de Santiago, el púlpito de la Iglesia de la Merced, la imaginería de figuras religiosas realizada en Chiloé y piezas de arte popular de origen barroco realizadas durante la colonia en escuelas de artesanos como el taller Talagante de la orden Jesuita.
Los jesuitas en Chile salvaron a muchos indígenas de ir a trabajar a las minas y los acogieron para que realizaran artesanías cuya riqueza es barroca. La curatoría chilena de esta muestra, de hecho, incorpora piezas de arte popular de origen barroco, realizadas en escuelas de artesanos durante la colonia en Chile. Estos objetos en préstamo pertenecen al Museo de Arte Popular Americano Tomás Lagos, de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Término "Barroco"


La palabra barroco, como la mayor parte de las designaciones de un período, época o de un estilo, fue inventada por críticos posteriores, más que por los practicantes de las artes en el siglo XVII y principios de siglo XVIII, es decir, los artistas que plasmaban dicho estilo. Es una traducción francesa de la palabra portuguesa "barroco" (en español sería "barrueco"), que significa "perla de forma irregular", o "joya falsa". Una palabra antigua similar, "barlocco" o "brillocco", es usada en el dialecto romano con el mismo sentido, o también se le llama "barro-coco" todas ellas significando lo mismo.
El término "barroco" fue después usado con un sentido despectivo, para subrayar el exceso de énfasis y abundancia de ornamentación, a diferencia de la racionalidad más clara y sobria de la Ilustración (siglo XVIII ). Fue finalmente "rehabilitado" en 1888 por el historiador alemán de arte Heinrich Wölfflin (1864-1945), quien identificó al barroco como oponente al Renacimiento y como una clase diferente dentro del arte "elaborado".

Definición del Barroco


El período Barroco se ubica entre los períodos del arte del Renacimiento y el Neoclásico. Se enmarca en un tiempo en el cual la Iglesia Católica tuvo que reaccionar contra numerosos movimientos revolucionarios culturales que produjeron una nueva ciencia y nuevas formas de religión, como la Reforma protestante.
Se ha dicho que el Barroco en arquitectura es un estilo que podría dar al papado un camino formal imponente de la expresión que podría restaurar su prestigio, al punto de hacerse de alguna manera simbólica de la Contrarreforma. Fue con éxito desarrollado en Roma, donde la arquitectura barroca renovó ampliamente las áreas centrales con la adición (o revisión) urbanística. Pero muchos otros ejemplos son encontrados en otras ciudades europeas y en América Latina. Es importante destacar que el Barroco fue una innovación cultural general.

Introducción al Barroco =D


Aquí damos inicio a nuestro blog sobre el barroco, el cual ha sido creado con el fín de informar sobre él a nuestras compañeras.
Comezaremos con una pequeña introducción.
El Barroco, además de un período de la historia del arte, fue un movimiento cultural que se extendió en la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la danza y la música desde 1600 hasta 1750 aproximadamente. El estilo barroco surgió a principios del siglo XVII y de Italia se irradió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX), el término barroco tuvo un sentido peyorativo (o recargado), desmesurado e irracional, hasta que, posteriormente, fue revalorizado a fines de siglo XIX por Jacob Burckhardt y luego por Benedetto Croce y Eugenio D'Ors.